Personas ilustres del Concejo de Ribadedeva

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Descripción

Destacan:

Pedro de Noriega, comendador de Santiago y gran valido del rey Ordoño II de León (914-924).

Toribio de Escalante. Natural de Colombres (s. XVI), fundó una capilla en la iglesia de dicha villa y una obra pía de dotes para las doncellas de su familia. Desempeñó el cargo de «Veinticuatro» de Sevilla.

Juan Escalante de Mendoza. Participó en la conquista y colonización de las Indias (América). Marino y escritor, nació —según él mismo confiesa en el prefacio de su tratado de navegación y náutica— «en las nobles y antiguas casas y solares de Noriega y la Concha de Colombres en el valle de Riba de Deva en la diócesis de Oviedo».

En un interrogatorio de preguntas que se le presentaron en Sevilla en el año 1558-59, declaró tener 30 años más o menos, naciendo, por tanto, hacia 1529 o 1530. Fueron sus padres García de Escalante y Juana de Mendoza, ambos descendientes de nobles familias asturianas.

Las primeras letras las aprendió en la villa de Potes, hecho que ha llevado a varios autores —entre ellos, César Fernández Duro— a afirmar que era natural de esa localidad. Amante de la aventura e inclinado a las cosas de la mar, Juan Escalante se trasladó, siendo aún un mozalbete, a la ciudad de Sevilla —sede de la Casa de Contratación de Indias y principal puerto de donde salían y llegaban los navíos y flotas del Nuevo Mundo—, a casa de su tío y capitán Álvaro de Colombres, en cuyos navíos empezó a navegar. Cuando llegó a los 18 años ya surcaba los mares en sus propios barcos. En los años 1548, 49 y 50 viajó a las Indias con su tío Álvaro en la Armada y Flota de Tierra Firme. Por estos años hizo también diversos viajes a Holanda y a Indias y se enfrentó con diversos piratas, principalmente franceses, de los que siempre salió victorioso.

En Sevilla, donde se avecindó, contrajo matrimonio con Juana de Salgado, hija del licenciado Alexo Salgado Correa, juez de la Casa de Contratación de Indias, con la cual tuvo al menos un hijo llamado Alonso Escalante de Mendoza.

En el año 1558, Juan Escalante realizó un nuevo viaje a América en la flota de Honduras. Esta vez iba como maestre del Trinidad, navío en el que años atrás su tío Álvaro de Colombres había desempeñado el mismo oficio. Como maestre del Trinidad —barco que al parecer perteneció a la familia— realizó en los años 1560, 1561 y 1565 tres viajes a las Indias en la Armada y Flota de Nueva España (México). Su pericia como marino, sus amplios conocimientos náuticos y su valor como soldado hicieron que en 1595 la Corona le nombrase Capitán General de la Armada y Flota de la Nueva España, falleciendo en 1596 en la ciudad de Nombre de Dios (Panamá). Dejó escritas las siguientes obras:

«Itinerario de navegación de los mares y tierras occidentales», obra terminada en 1575 y dedicada a Felipe II. Este manuscrito, conservado en la biblioteca del Museo Naval, es uno de los tratados de navegación y náutica más importantes y completos que se hayan escrito en el siglo XVI. El códice está dividido en tres libros y escrito en forma de diálogos entre un joven que quiere conocer el arte de la navegación y el piloto del navío donde está embarcado. Mediante estos amenos diálogos, Juan de Escalante va describiendo detalladamente los derroteros o rutas marítimas para ir de España a las Indias, exponiendo a la vez los conocimientos que se tenían en su época sobre navegación y náutica —astronomía, pilotaje, meteorología, cosmografía, cartografía, construcción naval, etc.—, todo ello enriquecido con sus experiencias y sus propios estudios. A pesar de que el Consejo de Indias aprobó la obra, una vez consultados los informes de los más destacados pilotos y cosmógrafos de la Casa de Contratación de Sevilla, no dieron al asturiano el permiso para imprimirla por temor a que los demás países, y sobre todo los piratas y corsarios, se aprovechasen de la amplia información contenida en el libro para atacar con más éxito a las flotas españolas que iban o venían de América. Habrían de pasar más de trescientos años para que el tratado fuese editado. Esta primera publicación, efectuada en Madrid en 1880, corrió a cargo de César Fernández Duro, quien no imprimió todo el manuscrito, sino sólo el Libro Primero, que insertó en el tomo V de las Disquisiciones Náuticas. Más de cien años después, en 1985, el Museo Naval de Madrid publicó, por fin, el manuscrito completo.

«Memoria de las condiciones conque yo Johan de Escalante de Mendoza tomaré a mi cargo las cuatro galeras y dos fragatas que S.M. y Su Real Consejo de las Indias ordena y manda que anden en guarda y defensa de las dichas Indias, Puerto y Provincias de ellas». Manuscrito escrito en 1580 y conservado en el Museo Naval de Madrid.

«Representación de Juan de Escalante de Mendoza a Su Majestad sobre el gobierno que han de tener las flotas en su navegación a las Indias». (Fuente: José Ramón Martínez Rivas, Rogelio García Carbajosa y Secundino Estrada Luis: Asturianos en la conquista y colonización de América, 1492-1599. Oviedo, 1992.)

Ramón de Noriega (Noriega, 1779). Capitán comandante de húsares francos de Extremadura y uno de los más famosos guerrilleros de esa tierra en la guerra de la Independencia, vino al mundo en el seno de la ilustre familia de los Noriega. Al mando de una guerrilla causó importantes derrotas al invasor francés, que lo hizo prisionero en 1811. «Fue sentenciado a muerte y puesto en capilla hasta verse auxiliado en ella, probando ser un buen patriota. Resistió las ofertas que el enemigo le hacía de perdonarle la vida si juraba fidelidad al rey intruso [José I, hermano del emperador Napoleón], y con valor heroico despreció tales ofrecimientos prefiriendo morir en defensa de su patria. Conmutada que le fue la pena de muerte por la de destierro en Francia, se fugó, ya en aquella nación. Terminada la guerra fue revalidado en sus grados y honores» (Rafael Sarandeses y Álvarez, «Ribadedeva», en Asturias de O. Bellmunt y F. Canella).

Félix Ruiz Borbolla. Nacido en Porquerizo, llegó a mariscal de campo desde soldado y participó en la primera guerra carlista (1833-1840), obteniendo distintos reconocimientos por hechos heroicos y relevantes. Fue un gran ordenancista.

Isidoro de Hoyos y Rubín de Celis. Destacado militar, «del noble solar de Porquerizo». De Isabel II —reina de España entre 1833 y 1868— recibió primeramente los títulos de vizconde de Manzanera y marqués de Zornoza y, en 1866, el de marqués de Hoyos, éste con Grandeza de España. Fue «teniente general de los Ejércitos nacionales; ministro de guerra; capitán general de Madrid y de otros distritos, diputado, senador...» (Rafael Sarandeses Álvarez: monografía del concejo de «Ribadedeva», en Asturias, de O. Bellmunt y F. Canella, t. III, Gijón, 1900).

Hipólito de Hoyos y Rubín de Celis. Hermano de Isidoro de Hoyos y Rubín de Celis, fue ministro plenipotenciario y senador del Reino.

Isidoro de Hoyos y de la Torre. Marqués de Hoyos y de Vinent, y vizconde de Manzanera. Diplomático y escritor (s. XIX). Hijo de Isidoro de Hoyos y Rubín de Celis, fue diputado a Cortes, senador del Reino, embajador, miembro de la Real Academia de la Historia, presidente del Ateneo de Madrid, etc.

Manuel Ibáñez Posada (Colombres, 1838 - Madrid, 1891), primer conde de Ribadedeva. Emigró a México, donde hizo gran fortuna como empresario textil y banquero. Tras regresar a España, él y su hermano Luis —como continuador de tan noble tarea— impulsaron la modernización y urbanización de Colombres, realizando importantes obras, como el cementerio, el abastecimiento de aguas, reformas en el templo parroquial, el edificio para la casa consistorial, etc. En agradecimiento, el Ayuntamiento dio su nombre a la ovalada plaza mayor —diseñada por el arquitecto Casimiro Pérez de la Riva en 1895—, colocó en 1898 una placa conmemorativa en el caserón natal (finca Las Raucas, barrio de El Redondu), y, por suscripción popular, fue levantada en su honor una estatua —realizada en bronce por Agustín Querol (1902)— en dicha plaza, frente al edificio consistorial; rodea el pedestal la inscripción: «AL EXCMO Sr D. MANUEL IBAÑEZ Y POSADA PRIMER CONDE DE RIBADEDEVA 1902 LA GRATITUD ERIGIO ESTE MONUMENTO AL PRIMER CONDE DE RIBADEDEVA EN MEMORIA DE SU MUNIFICENCIA PARA CON ESTE PUEBLO NACIO EN ESTE PUEBLO EL 14 DE SEPTIEMBRE DE 1838 Y FALLECIO EN MADRID EN 7 DE MAYO DE 1891».

El Gobierno le otorgó merced de título de Castilla, con la denominación de conde de Ribadedeva.

Luis Ibáñez Posada (Colombres, 1840 - Madrid, 16 de enero de 1935). Hermano de Manuel (primer conde de Ribadedeva), emigró a edad muy temprana a América, estableciéndose en Cuba, donde tenía familiares dedicados al comercio. Enseguida descolló entre los financieros de la isla caribeña y luego de España. Participó en la constitución del Banco de Gijón y del Banco Hispano Americano, llegando a ser presidente del consejo de administración de este último. También fue consejero de varias empresas, entre ellas del Banco Herrero, Unión Eléctrica Madrileña y Equitativa. Continuó la obra filantrópica iniciada por su hermano Manuel, que benefició de manera notable a su pueblo natal: traída de aguas, cementerio, edificio para el Ayuntamiento, etc.

Íñigo Noriega Laso (Colombres, 21 de mayo de 1853 - México, 1923). Emigrante a la capital de México con 14 años y sin recursos, tras emplearse en sencillos y humildes trabajos, se dedica con empeño a los negocios y termina por lograr una excepcional fortuna y adquirir una gran influencia económica, política y social en tierras mexicanas.

La figura de Íñigo Noriega Laso, perfilada a base de anécdotas, leyendas y desmesuras, ha llamado la atención con frecuencia, convirtiéndose en una especie de paradigma del indiano triunfador. Por esta razón suman ya algunas biografías las realizadas en España y México, aunque también es un tema abierto a nuevos datos y a una más amplia posibilidad de publicación.

Se ha destacado siempre lo llamativo de su vertiginoso ascenso hasta las cumbres del poder económico y «status» social, que hizo en pocos años del joven y desafortunado emigrante un poderoso hacendado e industrial. Amigo personal del presidente Porfirio Díaz y dotado de una intuición poco común, gran sentido práctico y de la oportunidad y la dosis necesarias de afición por el riesgo y por los intereses creados, realizó una ingente fortuna en numerosos negocios agrarios, industriales, comerciales y bancarios al amparo de la política económica del Porfiriato.

Algunos periodistas y escritores han preferido verlo como el personaje romántico y literario, conquistador más que indiano, en palabras de García Noriega, constructor de palacios imposibles nunca habitados por sus destinatarios, como dice la tradición sugestiva, aunque parece más que dudosa, de la Quinta Guadalupe, de la que habló como construida y amueblada para Porfirio Díaz en caso de exilio y siempre esperando a su posible ocupante. Para historiadores y sociólogos es el producto de una época de la historia de México, a la que representa y sintetiza, una época en que las grandes fortunas se acuñaron al amparo del favoritismo político. Para algunos historiadores de la economía fue «el hacendado español de mayor prestigio durante la primera década del presente siglo» y según el trabajo de Pilar Pacheco, de la Universidad de Puebla, en sólo dos años de estudio en el Archivo General de Notarías de la ciudad de México, realizado por ella, entre 1897 y 1899 aparece como propietario de más de 300.000 metros cuadrados de terreno, además de sus ranchos y haciendas, destacando la actividad empresarial textil, que le sitúa entre las mayores compañías manufactureras de fines del Porfiriato y que también pudieron florecer gracias a la tutela política del dictador. La pluma periodística de Javier Cuervo relata fielmente la vertiginosa ascensión de tales fortunas: «... Íñigo Noriega realizó grandes obras, espléndidas operaciones de especulación del suelo, participó en la industria textil como dueño absoluto de la cuarta empresa del país y accionista de la primera. Cumplidos los 27 años, inauguró la línea de vapores Casa Noriega y Compañía. Convirtió en oro todo cuanto tocó. Hizo una media de más de cinco operaciones comerciales por mes...».

Íñigo Noriega, nacido en Colombres el 21 de mayo de 1853, era hijo de José Noriega Mendoza y María Laso. Aunque su padre no había salido nunca para América, sí lo habían hecho varios tíos suyos, como Íñigo Noriega Mendoza, al que años después encontramos como alcalde en Colombres. Para entonces Noriega Mendoza tenía ya algunos negocios y se lleva a tres sobrinos.

Partió camino de Cádiz acompañado de sus dos hermanos, Remigio y Benito Noriega Laso, como tantos otros que se veían obligados a realizar un largo viaje previo por tierra o por mar, antes de embarcar en algún puerto con rumbo a Ultramar. Era el año de 1866 y no se trataba de un analfabeto, ya que a sus 14 años de edad y por recomendación del tío, había recibido enseñanza primaria en Cóbreces. Íñigo Noriega Mendoza era entonces propietario de la tienda La Mariscala, donde trabajó Íñigo a su llegada a México, que tuvo lugar el 30 de noviembre de 1868 a la edad de 15 años.

Hasta aquí el proceso repetía una vez más la penosa experiencia del desarraigo a una edad muy temprana y la acogida familiar en un empleo ínfimo a cambio de una pequeña soldada, cama en el mismo mostrador y comida. En los años siguientes cambió repetidamente de trabajo, siempre prosperando. En 1870 había pasado a la tienda de Teodoro García y Hermanos, en la esquina de San Bernardo y Flandes, y ya ganaba 50 pesos, de los que enviaba la mitad a su madre. Sólo un año después, a los 18, logra independizarse con los pequeños ahorros realizados en tres años y comienza un negocio propio adquiriendo la tienda de víveres El Borrego. Ésta es la versión más habitual de los autores españoles; sin embargo, la investigadora mexicana Pilar Pacheco indica que D. Íñigo se estableció con un cantinero del barrio de Jamaica, llamado D. Vicente Castro, casándose más tarde con su hija.

De cualquier forma, en esta «tienda» o cantina se produce la primera y conocida anécdota sobre el carácter de D. Íñigo. Como las autoridades habían limitado la hora del cierre, Noriega hizo quitar las puertas, con el fin de serle imposible su cumplimiento; así, dando largas al asunto, hizo un buen negocio y la vendió con buenos beneficios. Se conserva en el Archivo de Indianos una foto de este año, en que aparece en la tienda El Borrego acompañado de Florencio González y Vicente Ruiz.

De esta suerte, su propia hija doña Cristina relataba en los últimos años de su vida algunas facetas del carácter de Íñigo Noriega, que según su hija no conocía el miedo y solucionaba al estilo del «oeste americano» las situaciones más comprometidas. En un viaje en diligencia se produjo un asalto a la misma, y como viera que el cochero quería parar, le ordenó tajantemente: «tú arrea que yo disparo», logrando así salvar el dinero y el pellejo. También es elocuente de su arrojo el relato realizado por su hija sobre la gran manifestación que salió pidiendo su cabeza, en el momento de la revolución, y Noriega enganchó sus caballos y salió con su coche a unirse al final de la misma, saludando incluso a los conocidos que estaban presenciándola desde lejos.

En 1876 se producía su matrimonio con Guadalupe Castro, mexicana que le daría 11 hijos llamados María, Lupe, Grafila, Íñigo, Lola, Paquita, Pilar, Manuel, Eulalia, Cristina y M.ª Luz. Nuevas anécdotas y leyendas le atribuyen entre 35 y 100 hijos extramatrimoniales, de los que al parecer reconoció a siete más en su lecho de muerte.

A partir de 1881 funda una sociedad en comandita con su hermano Remigio, para explotar los negocios y empresas comunes; la razón social era Remigio Noriega y Hermano, que duró 17 años, de 1882 a 1899.

Pronto las actividades de esta sociedad dan abundantes frutos gracias a la sagacidad de Íñigo y a las concesiones siempre espectaculares que consigue del gobierno y de los poderes locales, y gracias a las relaciones sociales que va logrando y a la fama de hombre con una visión especial para los negocios por imposibles que éstos parecieran.

La primera fábrica de «hilados y tejidos y pintados de algodón» que abren en la ciudad de México en 1884 prospera durante 10 años hasta convertirse en la Compañía Industrial de Hilados y Tejidos y Pintados San Antonio Abad, con un capital de 3.000.000 de pesos y 2.000 trabajadores.

En 1887 Remigio Noriega y Hermano compra uno de los mejores ingenios de caña de azúcar en el Este de Morelos y una zona minera de plata en el distrito de Huautla, en el Sur; en estas empresas trabajaban 1.600 hombres.

Más tarde y a medida que aumentaba el capital, formalizaron la sociedad anónima Compañía Minera y Beneficiadora de Metales de Tlalchichilpa y Anexas, con capital de 2.000.000 de pesos. Se estimaba que las reservas de mineral de plata eran de 2.500.000 pesos. Es en esta empresa minera donde trabajaba Emiliano Zapata, al que otra leyenda atribuye que solía sostener el estribo de D. Íñigo cuando éste visitaba la mina y donde años después el jefe revolucionario estableció su cuartel general a partir de 1910.

En el mismo periodo de tiempo, en las décadas de 1880 y 1990 y a partir de 1886, comienzan una etapa de adquisición de grandes extensiones de terrenos y propiedades rústicas en la zona Este de la ciudad de México.

La hacienda de Xico surge de una arriesgada y gigantesca operación un tanto visionaria, como fue la desecación de una laguna de unas 10.500 hectáreas de extensión: el lago de Chalco, en cuyo centro había un pequeño islote llamado Xico, que había sido concedido en 1523 al conquistador de México Hernán Cortés por el emperador Carlos V. Esta posesión permaneció en poder de los herederos de Cortés hasta el siglo XIX, en que pertenecía a D. Carlos Resserer y posteriormente a D. Carlos Rivas, a quien compraron los hermanos Noriega.

Noriega tomó entonces la resolución de desecar la laguna para convertirla en terreno agrícola, propuesta que hizo al Gobierno general y al del Estado de México, para solicitar una concesión. El proyecto no obtuvo en principio la aprobación del presidente Díaz, quien por medio de otro influyente asturiano de Ceceda, Juan Llamedo, llamó a Íñigo Noriega para advertirle de su prohibición y amenazarle con aplicarle el artículo 33 de la Constitución mexicana, que equivalía a la extradición.

Poco flexible cuando veía clara la cosa, D. Íñigo Noriega no se asustó por ello, enfrentándose decidido con sus argumentos económicos e incluso con «faroles», ya que contestó a Díaz que no le importaba la extradición pues sería la única manera de que su madre le viera más a menudo. A partir de aquí comenzó la admiración del político hacia el hombre de negocios y comenzó también la inmejorable situación de Noriega en los avatares de la política del Porfiriato. El primer resultado fue que al mismo tiempo les concedieron una serie de franquicias y exenciones de impuestos por un periodo de 70 años.

En julio de 1897 y para afrontar el desecado, la compra y posteriores sistemas de riego, los hermanos Noriega forman una nueva sociedad, Negociación Agrícola de Xico y Anexas S.A., con capital de 3.000.000 de pesos. Sin embargo, el equipamiento de esta ingente explotación agrícola y la serie de obras que fueron necesarias (graneros, casas para los trabajadores, maquinaria, aperos, cuadras, establos, además de su imponente palacio) hicieron ver a Íñigo Noriega la necesidad de pedir un préstamo, que le fue concedido por un banco francés por importe de 5 millones y medio de pesos. Para subvencionarlo, emitió bonos hipotecarios al 5% de interés y con el éxito de los rendimientos de las cuantiosas cosechas obtenidas se calcula que en 1913 ya se habían invertido siete millones de pesos. El número de trabajadores oscilaba entre 2.000 y 3.000 según las épocas del año.

La producción de Xico, básicamente de maíz, se estimaba entre 1.100.000 y 1.300.000 pesos anuales sólo con el 60% de las tierras cultivables, y se esperaba llegar a los dos millones anuales, lo cual se vio interrumpido por el proceso revolucionario mexicano y la expropiación de las propiedades de los Noriega.

A esta compra sigue la de otras importantes haciendas: Asunción, La Covadonga, Zoquiapán, Riofrío, La Sauteña, a las que acompaña una actividad colonizadora que llevó a instaurar nuevas poblaciones como Colombres y Ciudad Reinos.

En todas ellas llevaba a cabo nuevas experiencias dentro de una infatigable actividad, que iba diversificando la producción; así, en Zoquiapán se hacía pulque, bebida procedente las pitas, y era aquí donde tenía su residencia más estable, otro magnífico palacio con capilla, que continuó después de la revolución como leprosería. Se hizo famosa esta residencia por la magnificencia de sus instalaciones, donde sólo el comedor tenía 50 metros de largo y cabían 250 personas, siendo lugar de acogida de grandes personalidades tanto de la política como de las empresas mexicanas, españolas y americanas.

En Riofrío fue donde inició la fabricación de aguarrás a partir de la resina. Para darnos una idea de las dificultades superadas, no sólo tuvo que hacer primero un bosque de pinos, sino llevar resineros de España que conocieran las técnicas y pudieran enseñar a los indígenas.

En 1898, su casa de México estaba en la calle Capuchinas n.º 12 y tenía su despacho en el n.º 16 de la calle de La Cadena. En este momento sus relaciones le permiten estar en la cúspide de la sociedad mexicana. Así, por ejemplo, fue apoderado de D.ª Concepción Gómez de Jacoby con motivo de la separación de bienes al obtener el divorcio de Luis Jacoby, uno de los mayores empresarios del país. Se le ve como garante o fiador de personas importantes, que luego quedarán agradecidas, como la fianza que otorga al director del Monte de Piedad «garantizando la honradez de Juan de Dios Villalobos por más de siete mil pesos».

A mediados de 1898 se disuelve la sociedad de los dos hermanos y ya actuando individualmente adquirió las propiedades de Riofrío e Ingenio de las Tablas, así como otros grandes ranchos; Pilar Pacheco cita los de Chichicapán y San Isidro. Ya el año anterior, en 1887, había obtenido la parte del ferrocarril que pasaba por las haciendas de La Concepción, Buena Vista y Zoquiapán. Así mismo, intensifica la compra de propiedades urbanas y suburbanas cifradas en unos 350.000 metros cuadrados en las cercanías de la ciudad de México.

En el distrito Norte del Estado de Tamaulipas, era de Íñigo Noriega el 59,5% de la compañía La Sauteña; con una extensión de 2.000.000 de acres, estaba situada entre las ciudades de Matamoros y Reynosa. Había sido una propiedad del Gobierno virreinal español perteneciente a los hermanos Antonio y Carlos Conde desde 1774. Será en 1906 cuando se constituye la sociedad llamada La Sauteña, y pasa la propiedad a Noriega, quien realiza un contrato con el Gobierno para establecer colonos, ranchos agrícolas y crianza de ganado; en 1907 ya figura como Compañía Agrícola La Sauteña, con un capital de 10.000.000 de pesos y de la que Íñigo Noriega sería el principal accionista además de gerente. Esta hacienda tenía como concesión la captación de 2.400.000 metros cúbicos de aguas anuales del río Bravo y otros afluentes, que permitían regar 300.000 hectáreas de terreno. Estas asombrosas extensiones fueron pobladas con colonos alemanes y mexicanos y así mismo importó 200 vacas suizas y de España y Francia 250.000 árboles frutales.

En realidad era una verdadera colonización de tierras en que se convertían enormes territorios en explotaciones fértiles y productivas y sus implicaciones económicas iban cada vez ampliándose más y más; así, para hacer las obras de regadío de La Sauteña hicieron otra sociedad, la Compañía Agrícola del Río Bravo, con 10.000 pesos de capital. Los terrenos y las concesiones fueron suspendidas e incautadas en 1913. Era Íñigo Noriega propietario del 58,9% de esta sociedad.

En 1905 inicia las obras para la construcción del ferrocarril que uniese la ciudad de México con la de Puebla, atravesando todas sus propiedades del oriente de la capital. La extensión era de 130 km y suponía un ahorro en kilómetros del 40% sobre las líneas ya establecidas. Las inversiones de Noriega fueron de 2.000.000 de pesos y en 1914 estaba construido un 70% de la obra. Llegó a tener un pequeño ejército particular y ha pasado a los anales mexicanos como uno de los hombres más ricos de la segunda mitad del siglo XIX.

La revolución, su fidelidad a Porfirio Díaz y los cambios políticos que se sucedieron después hicieron que su buena estrella se terminara en 1913. A partir de este momento, desterrado en ocasiones, expropiado de todos sus bienes, pasará a vivir a Nueva York arruinado, para volver insistentemente a México reclamando sus propiedades. Murió allí, en casa de su hermana Lupe, en 1920 y sin duda su biografía quizá sólo pueda ser igualada a las aventuras del Rey de la Patagonia, otro testimonio espectacular de los indianos asturianos.

Es cierto que Noriega vivió y murió en México y no llegó nunca a establecerse en Colombres, por eso quizás son menores las repercusiones aquí que las de allá.

En cuanto a las realizaciones en su pueblo natal, además de la construcción de la Quinta Guadalupe (sede actual de la Fundación Archivo de Indianos - Museo de la Emigración), destacan dos proyectos que no llegaron a ser realidades: la red de saneamiento de Colombres, que pensamos como complementaria a la traída de aguas realizada por Manuel Ybáñez, y una fundación escolar.

Por lo que se refiere al primero, se trata de un proyecto encargado al ingeniero catalán R. A. de Velasco firmado en 1907 y que prevé, al mismo tiempo, un ensanche para la villa, una red en cuadrícula, comparable a las ciudades americanas de nueva fundación y previniendo un crecimiento muy grande de la población, con ocho avenidas en la dirección N.-S. y calles numeradas al estilo de las ciudades americanas en las perpendiculares. Se conserva un plano en el Archivo de Indianos, si bien nunca se puso en práctica.

En el testamento fechado el 23 de octubre de 1920, consta un legado para Colombres en los siguientes términos: «Dejo doscientos mil duros españoles para que con esa cantidad se restablezca el Colegio que fundé en Colombres, mi pueblo natal, y que ha de dedicarse a la instrucción de los jóvenes que quieran emigrar a América, a fin de que con la educación que reciban estén mejor preparados y puedan prosperar en el trabajo que adopten y en su vida social. El Colegio se establecerá al amparo de las leyes españolas y de acuerdo con sus prescripciones enseñará preferentemente los idiomas Francés e Inglés, Aritmética, Geografía, Correspondencia Mercantil, Teneduría de Libros, Taquigrafía y Mecanografía». Además, la nuda propiedad de la herencia de una de sus hijas, a la que nombra solamente usufructuaria, sería también para esta fundación. Había comenzado como una modesta escuela de comercio entre los años 1906 y 1909 con no muchos medios; aun así, su hija Cristina llegó a recibir clase en ella en los años citados y estaba instalada en el local de la biblioteca.

(Fuente: Fundación Archivo de Indianos (Colombres - Ribadedeva).

Íñigo Noriega Mendoza. Natural de Colombres, emigró de muy joven a México, donde se hizo comerciante y amasó una gran fortuna. Alcalde de Colombres a su regreso, desarrolló una meritoria labor (elaboración de ordenanzas, reorganización de la hacienda municipal, plan de apertura de caminos vecinales, etc.). Era tío del acaudalado indiano Íñigo Noriega Laso.

Eloy Noriega y Ruiz. Nació en Colombres (capital del concejo de Ribadedeva) en el año 1865. Ingeniero, inventor, literato, mecenas..., de vasta ilustración y brillante trayectoria. Cursó estudios primarios en su villa natal y los secundarios en varios colegios de España y Bélgica. Más tarde realizó cursos de Humanidades y Filosofía. En 1881 se fue a México, trabajando en la fábrica de hilados y tejidos de San Fernando y, con posterioridad, en la de San Antonio Abad. En 1896 viajó a Bruselas, donde superó con éxito el examen para la obtención del título de ingeniero electricista e industrial. Conocedor del proceso de fabricación, escribió varias obras sobre la manufactura de los tejidos de algodón: «La preparación del algodón», «Los tejidos del algodón» y «Manual práctico de la preparación e hilado del algodón». También es el autor de dos obras científicas: «Las maravillas de la ciencia», en la que se da cuenta de todos los avances de las ciencias físicas, y «Electricidad». Dominador de los idiomas francés, inglés e italiano, tradujo al español libros tan importantes como «Electricidad y magnetismo», «Teoría elemental de las corrientes alternativas», «Estudios sobre telefonía», «La electricidad estática», etc.

Colaboró con gran frecuencia en «The Scientific American», «L´Industrie Textile», «El Mundo Naval Ilustrado», «La Ilustración Artística» y otros.

Asimismo, dio a conocer su poesía en varios periódicos, dramas («Virginia» y «Sentenciar en la Agonía»), comedias («La última moda», «Con las mismas armas», «El Padre Nuestro» y «La Rosa Blanca»), sainetes («Anuncio preferente», «Una fiesta en Villa Rara», «Algo que se muere lo entierran», «La Generala» y «De Vitigudino»), monólogos («Golondrina abre tus alas», «Loco por el arte», «A casarse», «Todo por ella» y «La Vuelta al Nido»), zarzuela («Mario», «Jugando se pierde» y «La Señora Marquesa») y artículos literarios.

Fue miembro de la Academia de Ciencias y del Instituto Científico de Bruselas; de la Academia de Inventores de París; de la Sociedad Científica Europea, de Bruselas; de la Real Academia de Ciencias, Letras y Bellas Artes (Bélgica); de la Institution of Civil Engineers (Londres); de la American Association for the avancement of Sciencie, Massachusetts, etc.

Estaba en posesión de numerosas condecoraciones: Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, Comendador de la Orden de la Corona de Italia, Caballero y Oficial de la Estrella de Oriente (Egipto), Encomienda de número de la real y distinguida Orden de Isabel la Católica; Comendador de la Orden del Santo Sepulcro (Jerusalén), Oficial de Academia y Oficial de la Legión de Honor (Francia), etc.

Fue miembro destacado de la Junta Patriótica de Méjico y Central de América

Concejo de Ribadedeva

Solares medievales, Camino de Santiago, un monasterio que mira al mar, historias de amor indianas y una cueva Patrimonio de la Humanidad, El Pindal… Así es Ribadedeva.

Los concejos (municipios) que limitan con el Concejo de Ribadedeva son: Llanes, Peñamellera Alta y Peñamellera Baja. Cada uno de estos concejos (municipios) comparte fronteras geográficas con Ribadedeva, lo que implica que comparten límites territoriales y pueden tener interacciones políticas, sociales y económicas entre ellos.

Comarca del Oriente de Asturias

Es la tierra asturiana que primero ve el sol, que tiene las montañas de más altitud de la cordillera cantábrica, los Picos de Europa, Parque Nacional, Reserva de la Biosfera y lugar donde se inició la Reconquista en España, concretamente en Covadonga.

La comarca está conformada por uno o varios concejos (municipios). En este caso: Amieva, Cabrales, Cangas de Onís, Caravia, Llanes, Onís, Parres, Peñamellera Alta, Peñamellera Baja, Piloña, Ponga, Ribadedeva y Ribadesella. Los concejos representan las divisiones administrativas dentro de la comarca y son responsables de la gestión de los asuntos locales en cada municipio.

Conocer Asturias

«Además, Asturias es conocida por su rica tradición gastronómica. La sidra asturiana, los quesos, el pescado y marisco fresco, y la fabada asturiana (un guiso de alubias) son solo algunas de las delicias culinarias que se pueden disfrutar en la región.»

Resumen

Clasificación: Etnografía

Clase: El concejo

Tipo: Varios

Comunidad autónoma: Principado de Asturias

Provincia: Asturias

Municipio: Ribadedeva

Parroquia: Colombres

Entidad: Colombres

Zona: Oriente de Asturias

Situación: Costa de Asturias

Comarca: Comarca del Oriente de Asturias

Dirección: Colombres

Código postal: 33590

Web del municipio: Ribadedeva

E-mail: Oficina de turismo

E-mail: Ayuntamiento de Ribadedeva

Dirección

Dirección postal: 33590 › Colombres • Colombres › Ribadedeva › Asturias.
Dirección digital: Pulsa aquí



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